domingo, 21 de junio de 2015

Gente que no odia.

Casi un mes después de que el sistema bipartidista haya recibido un buen meneo en las elecciones (sobre todo a nivel municipal en las grandes capitales), parece que la derecha, política y mediática, se ha aprendido un nuevo estribillo: estamos cargados de odio.

No es que un gran porcentaje de votantes hayamos decidido dar nuestro apoyo de manera libre y legítima a partidos ajenos a las fuerzas tradicionales, no; sino que hemos condensado nuestra ira y rabia en las urnas provocando el ascenso de una serie de agrupaciones cuasi criminales. Somos, en definitiva, responsables de haber llevado a los haters a las instituciones.

Y lo cierto es que de he reconocer que, por una vez, tienen razón. Al menos en mi caso, no mienten: los odio con todas mis ganas. Es por eso que, con voluntad de enmienda, he decidido fijarme en su ejemplo para aprender cómo se puede uno enfrentar a la política dejando el odio para después de comer.

El Partido Popular y sus miembros no odiando:

Esperanza Aguirre no odiando los resultados de unas elecciones libres:


Pablo Casado, nuevo vicesecretario de comunicación del PP, no odiando la Memoria Histórica:


El Partido Popular de Masnou no odiando la libre determinación de los pueblos:



Xavier Albiol, exalcalde del PP de Badalona, no odiando el uso electoralista de la xenofobia:



Marta Casado, candidata del PP, no odiando los matrimonios interraciales:


Esperanza Aguirre, one more time, no odiando la sanidad pública:


Esperanza Aguirre no odiando la enseñanza pública:


José María Aznar no odiando a los partidos independentistas vascos:


Ana Botella no odiando la falta de preparación para desempeñar un cargo público (aunque odiando un poquito la fecha límite para matricularse en la Escuela de Idiomas):



Andrea Fabra no odiando el paro de larga duración:


Rafael Hernando, portavoz del PP, no odiando a los símbolos republicanos (ni atribuyendo los muertos de la Guerra al bando republicano):


Rafael Hernando no odiando a la Memoria Histórica:


Rafael Hernando no odiando a Rubalcaba (efectivamente, le ofreció hostias en el Congreso y tuvieron que sujetarle):


Esperanza Aguirre, here she goes again, no odiando a las fuerzas de seguridad del Estado:


Cristóbal Montoro no odiando al cine español ni a los medios no afines al Gobierno:


El ministro Wert no odiando a la enseñanza catalana:


José María Aznar no odiando a la civilización en general (aunque sí a James Cameron por no darle el papel de Terminator):


La derecha mediática no odiando:

Periódicos no odiando el derecho a huelga:


Telemadrid no odiando la manipulación partidista de medios públicos:


ABC no odiando la instrumentalización del conflicto vasco:


Presentador facha no odiando la homofobia:


El Mundo no odiando la utilización de las víctimas:



ABC no odiando la presunción de inocencia:


Votantes de derecha no odiando:

Entrañables ancianitos no odiando las alternativas políticas:



Simpáticos centristas no odiando pedir taxis con la mano levantada:


Policías no odiando el derecho a manifestación:


Manifestantes no odiando los derechos de las mujeres (a estos los policías los no odia menos):


Gente de bien no odiando los derechos de los homosexuales:

lunes, 15 de junio de 2015

Los autosabotajes de la izquierda: Esa broma de mal gusto que nunca termina.

Foto de Miguel Muñoz en cuartopoder.

1. Hemos vuelto a conseguirlo: la izquierda hemos vuelto a batir nuestro propio récord a la hora de autosabotearnos. Menos de veinticuatro horas nos ha durado esta vez la ilusión. Volvemos a mostrarnos como ese anciano enfermito al que cualquier mala brisa pone al borde de la UVI. Como ese boxeador tan lleno de ilusión como falto de empaque que se tambalea ante el primer derechazo que recibe al subir al ring.

En menos de un día ya estamos divididos ante cuál debe ser la respuesta adecuada ante los antiquísimos y descontextualizados tuits de Guillermo Zapata que alguien ha recuperado de manera vil e interesada: unos piden su inmediata destitución como muestra de responsabilidad y ejemplo por parte de nuestra nueva alcaldesa; otros proclaman el terrible desengaño que esto supondría y empiezan a renegar de Manuela.

2. “¿Por qué nos sucede esto?”, nos preguntamos muchos. “¿Por qué se genera este jaleo desmedido por cuatro chistes, más o menos afortunados, pero chistes al fin y al cabo, cuando desde la derecha se pueden permitir poco más o menos lo que quieran sin que ello provoque división en sus filas? ¿Por qué a ellos les resulta el juego sucio y a nosotros no?”

Pues bien, en esa paradoja reside nuestra fortaleza. Nunca hemos de olvidar que nosotros no somos como ellos: nosotros nos planteamos las cosas, debatimos, tenemos espíritu crítico, ellos no; a nosotros sí que nos importa hacer daño a las víctimas, al débil, a ellos no les importa utilizarlos (como han vuelto a hacer hoy); nosotros sí que nos hacemos responsables de nuestros actos, queremos salir a la calle con la cabeza bien alta orgullosos de nuestras ideas y nuestra labor, ello ni tienen vergüenza ni ganas de conocerla.

Puede parecer que ese listón más alto que nos autoimponemos sea un hándicap, que nos haga disponer de menos armas, ser más débiles. Pero no es así. A la larga, será nuestra fortaleza.

3. Eso no quita para que no dejemos de señalar el sinsentido de que se monte semejante desaguisado por cuatro tuits fueras de contexto en un país en el que el Presidente del Gobierno manda mensajes de apoyo a un criminal convicto, dichos mensajes se filtran y aquí no ha pasado nada. No hay que olvidar tampoco que este presidente pertenece a un partido que se niega una y otra vez a condenar el Franquismo y a ejecutar muchas de las medidas de la Ley de Memoria Histórica. Que alguien que se muestra tan tolerante con un régimen tan hostil con los judíos y que en su momento colaboró con la Alemania nazi se permita el lujo de llamar antisemita a alguien es delirante.

Tampoco hay que olvidar las muchas actitudes xenófobas, homófobas o anticatalanas que muchas agrupaciones del PP han mantenido a lo largo de todo el país sin que pasara nada, que la hasta hace poco alcaldesa de Madrid despreciaba a los gays con juegos de palabras de “peras y manzanas” o que muchos de los mandamases del partido afirmaban, poco menos, que las mujeres abortaban por gusto y vicio. También que el 11-M fue perpetrado por el PSOE y que todos los que ellos quieran somos ETA.

Habremos de entender, supongo, que las peticiones de responsabilidades se limitan a aquellos comentarios que se hacen en broma y que como todo esto ellos lo dicen en serio, no aplica.

4. La cobertura que los medios generalistas han hecho del caso Zapata ha sido vergonzosa y pone de manifiesto que la ofensiva contra la unidad popular será total. Si hasta hace poco algunos de esos medios se mostraban afines a la falsa izquierda representada por el PSOE para mantener ante la ciudadanía la ilusión de democracia real y pluralidad informativa, todos se han quitado ya las caretas y la defensa que hacen del poder establecido y sus propios intereses es ya tan chusca como indisimulada.


Mención especial  a este respecto merece El País, que si ya llevaba varios años con una línea editorial vergonzosa, con la portada de hoy, en la que dan un protagonismo criminal a esta patochada de escándalo, se hace indistinguible de La Razón o el ABC.

Ni que decir tiene que ninguno de estos medios ha dado la relevancia necesaria ni al contexto en que estos mensajes fueron escritos (la polémica sobre los límites del humor a partir de la polémica Vigalondo) ni al momento (hace ya casi cuatro años). Como resultado, he podido hablar con varios amigos y conocidos que poco menos que creen que los chistes fueron publicados ayer como celebración de la investidura. Puesto que ninguno de estos amigos y conocidos es ningún tarugo que viva al margen de la realidad, habremos de plantearnos que el frente informativo del establishment hace caer sobre nuestros hombros la necesidad y la obligación de buscar información independiente si queremos conservar nuestra condición de ciudadanos críticos.

5. Antes hablaba de una ofensiva contra la unidad popular, no contra Podemos, como sostienen muchos analistas. Para mí está claro que Manuela provoca mucho más temor en los poderes fácticos que el partido de Pablo Iglesias, que es un blanco bastante más fácil con el que atemorizar a la población. La cantinela bolivariana, radical, antisistema… resulta más creíble aplicada a los jóvenes de Podemos que a una jueza de 71 años con un historial intachable.

Parece que la derecha sí se ha dado cuenta de que las fuerzas de unidad popular han resultado mucho más exitosas y temibles (para ellos) que la dispersión del voto en infinidad de partidos de izquierda que insisten en conservar su marca (ahora solo falta que nosotros nos demos cuenta también).

Los próximos meses, por tanto, están claros: van a ir con todo a por Manuela, Ada, las Mareas… Y habremos de defenderlas con uñas y dientes.

6. La intervención de ayer de Manuela Carmena en El Objetivo, con la polémica no caliente, sino ardiendo, me pareció intachable. Se mostró, en primer lugar, como alcaldesa de todos, y no solo de quienes la hemos votado. Tuvo en cuenta los sentimientos, creencias y opiniones de todos los madrileños, con independencia de sus colores políticos, y eso es algo que hace muchos años que no teníamos en Madrid. Se mostró tan comprensiva y protectora con Zapata y Pablo Soto como crítica con la situación y abierta a sensibilidades distintas que se hubieran podido ver heridas. No ocultó, tampoco, su conciencia y preocupación ante que nos encontrásemos con una maniobra interesada y partidista con la que se pretende torpedear el nuevo ayuntamiento. Añadió que antes decidir qué hacer tenía que reflexionar sobre ello. Ana Botella, por su parte, creía que reflexionar era flexionar dos veces.


Puede que algunos esperasen que Carmena ofreciese la cabeza de Zapata en directo, y otros que empezara contar chistes de Ortiga Lara (la única planta que florece bajo tierra) como muestra de solidaridad. Su posición era muy complicada: si destituía a Zapata, nadie se lo iba a agradecer, puesto que sus contrincantes seguirían atacando y podría perder a muchos de sus apoyos; si no lo hacía, se encontraría en una situación de debilidad institucional difícilmente sostenible y su labortendría sus primeras manchas antes siquiera de haberla empezado.

7. Manuela también dijo una tontería bastante importante en El Objetivo: que el humor negro no puede ser cruel. Pues no. Entonces no sería humor negro, sería otra cosa.
Desde sensibilidades próximas a Ahora Madrid, enseguida hubo quien empezó a renegar de la alcaldesa por la estúpida declaración sin reparar en que la brecha generacional que la separa de Zapata y muchos de nosotros hace más que entendible que dichas bromas le puedan parecer de mal gusto. A mí me divierte mucho hacer chistes sobre pedofilia, pero nunca se los haría a mi madre o a una señora de setenta años. Tampoco juzgaría con la misma severidad a alguien que haga un chiste sobre mariquitas que tenga cincuenta años que si es alguien de mi generación.

Bill Cosby: el límite del humor negro según Manuela.

Con esto no quiero decir que personas de distintas edades no podamos compartir los mismos gustos humorísticos, pero… joder. Creo que todos entendemos que el código generacional es clave a la hora de percibir el humor.

8. Creo firmemente que el humor no ha de tener límites. Es más, creo que la función del humor ha de ser la de cuestionar esos límites, rebasarlos, ser incómodo, ofensivo, cruel. Ahora bien, a Zapata no se le evalúa como humorista sino como concejal. Creo que lo de los límites del humor aquí no aplica.

Pero tampoco podemos ser tan hipócritas como muchos han sido estos días en redes sociales (gente que nunca habrá contado un chiste sobre las Torres Gemelas, las niñas de Alcasser, Miguel Ángel Blanco…). ¿De verdad nos parecería bien que un concejal del PP siguiera en su cargo después de publicar un chiste sobre negros, aun sabiendo que es una broma y no es alguien racista? ¿O sí debemos dar por hecho que alguien del PP es racista pero no que Zapata sea antisemita?

9. Ayer, mientras seguía la polémica, me planteaba si lo mejor no sería que Zapata dimitiese directamente como concejal para no dañar al proyecto. Hoy ha dimitido de sus responsabilidades en Cultura, pero no de su cargo como concejal.

Hasta el sábado por la mañana no conocía de nada a Zapata ni ninguna de sus labores, pero la dignidad y honor con la que ha llevado todo el asunto me parecen admirables. Desde el primer momento ha dado la cara, ha evitado la fácil (y no falta de razón) defensa del y-tú-más, se ha ofrecido a echarse a un lado para no perjudicar al proyecto colectivo, se ha mostrado crítico con sus actos y sincero en las disculpas con aquellos a los que pueda haber herido de verdad. Igualito que la manera en que suelen afrontar las crisis aquellos que tanto le han criticado.

Me alegra que alguien así permanezca en el Ayuntamiento, porque seguro que nos podrá hacer mucho bien a todos.

10. Vuelvo, por último, a aquellos que ayer ya anunciaban que si Carmena prescindía de Guillermo Zapata habría sido la política que menos tarda en decepcionarles. Espero que hayan cambiado de opinión, porque si no volveremos a recaer en el infantilismo de la izquierda del que hablaba José Mujica, aquel que confunde lo que las cosas son con lo que deberían ser.

A Carmena la hemos votado para que las cosas lleguen a ser como nosotros creemos que deben, no porque por arte de magia, por su simple toma de posesión, vayamos a vivir en una sociedad distinta a la que vivíamos hace dos semanas. Depositar tu confianza en alguien no se limita al momento inicial, sino a un recorrido más largo. Si en la primera curva del trayecto ya queremos bajarnos del coche porque Manuela ha girado por una calle distinta a la que nosotros hubiéramos tomado, no llegaremos a ningún sitio. Permanezcamos unidos y confiemos en nuestra conductora, confiemos en que nos deje en un lugar mejor que el que estamos ahora.